La impotencia, el llanto y la rabia se apoderaron ayer de decenas de residentes haitianos, quienes se encontraban en sus habituales labores de venta de frutas y otros comestibles en la Plaza Ramón Álvarez, ubicada en la avenida Máximo Gómez con San Juan de la Maguana, cuando de manera sorpresiva y violenta fueron atacados y despojados de sus artículos por militares y agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET).
Los agentes con escopetas en manos, se presentaron en el lugar y forcejearon con los vendedores en su mayoría mujeres, para quitarles los canastos de frutas y subirlos a una camioneta, los vendedores se negaban a que sus productos les fueran arrebatados.
Estos con lágrimas y coraje gritaban, “Esto es un abuso; ustedes lo que están es atracando; Oh Dios ten misericordia de nosotros…”. La señora Nancy, quien tiene su puesto de expendio de frutas, con enojo se quejó de que esta situación se vive con mucha frecuencia en la zona y alega que les llevan sus productos para ellos venderlos en otros lugares.
“Nos tienen en zozobra, todos los días, a diario, nos quitan la mercancía. Nosotros cogemos prestado para comprar las frutas y uno debe el dinero. Esto es trabajo no es robar”, manifestó.
Narró que en días pasados una mujer embarazada recibió un tiro en un pie, producto de estas agresiones.
Mientras que las personas que por allí transitaban consideraron la acción como deprimente e indigna. “El sindico Roberto Salcedo no puede permitir esto, si esa gente estuviera vendiendo droga o robando, pero esta pobre gente son padres y madres de familia buscando el sustento de sus hijos”, dijo conmovido el señor Juan Antonio Ureña.
La joven Rosa María Roanes, que labora en el lugar, contó que cuando ocurren estas visitas de las autoridades, los haitianos son maltratados. “Les dan palos, les echan spray en los ojos, se les llevan los triciclos y no se los devuelven y a veces hasta se los llevan presos. Son unos abusadores. Creen que esos pobres haitianos no son gente. Ellos vienen aquí a trabajar”, externó molesta.
En tanto, empleados de la Plaza Ramón Álvarez se quejaron de que estos ataques son frecuentes y las autoridades no piden permiso ni presentan ninguna orden legal para irrumpir en la propiedad privada.
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