En un erótico acto de pasión científica, Natalia Avseenko, de 36 años, se aventuró a nadar desnuda en el gélido Ártico para domar a una pareja de ballenas belugas.
Entre lo heroico y lo erótico podríamos calificar la acción que concretó una científica rusa en el Mar Ártico. Como parte esencial de un controvertido experimento en el que Natalia Avseenko intentaba demostrar que era posible domar a las ballenas beluga en su propio hábitat, la investigadora de 36 años no dudó en desprenderse de su ropa y aventurarse a nadar en aguas con temperaturas bajo cero al lado de un par de belugas, mamíferos marinos que no necesariamente se caracterizan por se amigables con los seres humanos.
La razón de su desnudez no fue solo para incitar poéticas fantasías en los lectores de Pijama Surf: entre los investigadores marinos existe la creencia de que las ballenas belugas no gustan de entrar en contacto con materiales artificiales como el de los trajes de buzo. Cuestionada sobre cómo pudo soportar sin problemas las temperaturas bajo cero de las aguas del Mar Blanco, ubicado cerca del Círculo Ártico, al Noroeste de Rusia, la audaz científica lo atribuyó al control corporal que ha obtenido gracias a su cotidiana práctica de yoga y de otras técnicas de meditación que ha tenido oportunidad de aprender. Supuestamente el humano promedio no podría soportar más de cinco minutos en aguas gélidas como las de este mar, pero Avseenko logró sumergirse durante casi once minutos.
Las ballenas belugas son famosas por su capacidad de gesticulación facial, un rasgo que, semejante a los humanos, les permite expresar su estado de ánimo. Y a juzgar por su reacción, Matrena y Nilma realmente gozaron de este épico threesome e interactuaron gustosamente con Avseenko.
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