Exonerado de toda culpa. El Vaticano confirmó que el arzobispo de San Juan de Puerto Rico, Roberto González Nieves, no es rebelde y que las denuncias en su contra nunca tuvieron fundamento. Lo confirmó él mismo, hace unos días durante una conferencia de prensa en su país. Ahora sus seguidores piden que se limpie su nombre.
Más de 19 meses duró la visita apostólica ordenada por dos dicasterios de la Santa Sede. El 25 de octubre de 2011 dos congregaciones vaticanas, la de Obispos y la del Clero, comisionaron al arzobispo ecuatoriano de Guayaquil, Antonio Arregui Yarza, una exhaustiva auditoría a la gestión episcopal de su par puertorriqueño.
Arregui envió sus resultados a Roma y confirmó lo anticipado por el Vatican Insider días atrás. González Nieves no encubrió sacerdotes pedófilos, no se extralimitó en sus funciones, no robó dinero y ni vendió colegios católicos sin permiso. Sin importar las denuncias internas promovidas por Josef Wesolowski, embajador vaticano en República Dominicana y delegado apostólico en territorio puertorriqueño.
Hasta el último momento el diplomático polaco insistió en pedir la destitución de González Nieves. Se desconocen sus razones, pero no cejó en su intento incluso cuando las evidencias no lo acompañaron. En Roma aún no se explican la persistencia en el deseo por sancionar al arzobispo de dos importantes cardenales, Marc Ouellet y Mauro Piacenza, prefectos de los Obispos y del Clero respectivamente.
A ellos, como al delegado apostólico (así como a varios políticos locales) pareció molestar particularmente la voluntad de González de reafirmar la identidad nacional de Puerto Rico. Una identidad intrínsecamente ligada al catolicismo y a la lengua española, pero que es un tema candente en un estado libre asociado de los Estados Unidos.
Por eso varios actores consideran al pastor de San Juan directamente como un “independentista”, casi un secesionista. Tanto que el propio Ouellet asimila sus ideas a aquellas de los separatistas vascos o los de Quebec, a quienes conoce por su origen canadiense. Pero existe una diferencia abismal entre unos y otros.
En este contexto fue muy discutida la decisión de González Nieves de dedicar una capilla en su catedral explícitamente a la nación puertorriqueña y su deseo por trasladar allí los restos mortales de don Ramón Power y Giralt, el primer prócer de la isla caribeña. Tanto instancias políticas como eclesiásticas quisieron echar atrás la iniciativa, sin resultado.
Finalmente las oficinas correspondientes del Vaticano autorizaron el entierro. La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos dio su beneplácito, mientras (el 18 de mayo pasado) la Congregación para la Doctrina de la Fe estableció que el proyecto en nada contradice a la ortodoxia católica.
Así las cosas, el 2 de junio Roberto González Nieves emitió un decreto con el cual instruyó el establecimiento de la “Capilla del Santísimo Cristo de toda la nación puertorriqueña”, para que “sea lugar privilegiado dedicado a la oración por Puerto Rico, su nación, incluyendo su diáspora y todos sus habitantes”, “a fin de que las familias, las instituciones democráticas y todo el pueblo fomenten en Puerto Rico la verdad y la libertad, la justicia y la paz, la unidad, la concordia, la solidaridad, especialmente con los más pobres, y el pleno reconocimiento de los legítimos derechos humanos de todos sus hijos e hijas, la belleza y ecología de sus tierras”.
En esa capilla, además de custodiarse el “Altar de la patria y el vientre maternal de la nación puertorriqueña”, ya descansan los restos de Power y Giralt. Fueron colocados ahí este 10 de junio, justo cuando se cumplieron 200 años de su muerte, tras una procesión pública que pareció ser la prueba más tangible del final de una controversia durada por muchos, demasiados años.
Serafines susurran.- Que un verdadero terremoto mediático se abatió este martes sobre El Vaticano luego que el sitio de internet chileno “Reflexión y liberación", cercano a círculos abiertamente progresistas del catolicismo sudamericano, filtró públicamente un resumen casi estenográfico de una serie de frases que supuestamente habría dicho el Papa Francisco durante un encuentro privado del 6 de junio pasado con la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR).
El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, fue tomado a contrapie y sólo pudo esbozar un “sin comentarios", ya que el encuentro efectivamente existió y fue privado. Un diálogo ameno, en el cual el pontífice habló con libertad sobre temas delicados de la Iglesia. Resulta totalmente absurdo que los pocos asistentes a la reunión, no más de seis, no se hayan dado cuenta de la gravedad que implicaba haber sostenido aquella conversación en corto con el líder católico y así, muy sueltitos de cuerpo, hayan anunciado al mundo lo que escucharon en la intimidad.
Sólo ellos sabían lo dicho en aquella conversación. No hubo grabaciones ni registros escritos. Tampoco los interlocutores de Jorge Mario Bergoglio grabaron la charla. Una vez terminada la misma se dedicaron a redactar un resumen, apelando a los recuerdos de cada uno de ellos. ¿Con qué intención? Memoria personal, teóricamente. Pero resulta que ese texto terminó en el sitio web chileno y, de ahí, saltó a la prensa internacional.
Frases específicas captaron la atención de los periodistas. Entre ellas el pasaje en el cual el Papa hizo referencia, de manera muy coloquial, a un grupo de poder formado por homosexuales y activo en El Vaticano. Lo hizo en estos términos: “En la curia hay gente santa, de verdad, hay gente santa. Pero también hay una corriente de corrupción, también la hay, es verdad… Se habla del “lobby gay”, y es verdad, está ahí… hay que ver qué podemos hacer…".
Luego aseguró: “La reforma de la Curia romana es algo que pedimos casi todos los cardenales en las congregaciones previas al Cónclave. Yo también la pedí. La reforma no la puedo hacer yo, estos temas de gestión… Yo soy muy desorganizado, nunca he sido bueno en esto. Pero los cardenales de la comisión la van a llevar adelante. Ahí está Rodríguez Maradiaga, que es latinoamericano, que lleva la batuta, está Errázuriz, son muy ordenados. El de Munich también es muy ordenado. Ellos la llevarán adelante".
En esos términos el escándalo estaba servido. De hecho el texto original (se puede leer completo
aquí) contiene muchas otras peculiares declaraciones. Pero su fidelidad al pensamiento del obispo de Roma es muy discutible. No se sabe en qué contexto Bergoglio las pronunció, ni los antecedentes de las mismas. Lo cierto es que durante todo el martes la presión mediática subió tanto de tono que desde Bogotá (Colombia), la cúpula de la CLAR salió a pedir disculpas por el bochornoso episodios en
este comunicado. Pero el daño ya estaba hecho.