Amar Bharati, un adorador del
dios Shiva. Hasta 1970 era un hombre normal, con mujer, trabajo y tres hijos,
pero un día se levantó por la mañana y se dio cuenta de que el mundo es una
farsa, quiso alejarse del mundanal sistema de vida y empezó a dedicarse en
cuerpo y alma a adorar a Shiva.
A los tres años se dio cuenta de que esto no era suficiente, y decidió levantar la mano derecha hasta el fin de los días, lleva 38 años sin bajar el brazo, y se puede ver en las fotografías las consecuencias físicas de esta entrega a los dioses.
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