lunes, 3 de julio de 2017

Ya no trato de tener la razón; sólo elijo ser feliz" dijo al sobrevivir de un accidente aéreo

El que habla es Ric Elías, un exitoso empresario puertoriqueño de 50 años que sobrevivió al accidente aéreo que protagonizó la aeronave 1549 de US Airways, cuando debió aterrizar forzosamente en las aguas heladas del río Hudson en enero 2009.
En esos pocos segundos antes del impacto, Elias lamentó enormemente el haber permitido a su ego entrometerse tanto en su cotidianeidad. Vio nítidamente el tiempo que perdió en cosas que no tenían importancia con las personas qué sí le importaban y mucho. Pensó en sus vínculos y en cómo permitió que una energía negativa se apoderara de él. Sobrevivió y cambió. "Ahora ya no trato de tener la razón, solo elijo ser feliz", sintetiza.
Mientras el avión encaraba el agua, y su reloj mental contaba los segundos para colisionar (15, 14, 13,12) de pronto Elías percibió con sorpresa que ya no tenía miedo a morir. El pánico había desaparecido. La tristeza no. "Es raro, es como si desde siempre uno estuviera preparándose para ese momento", explica. "Cuando llega, el terror se desvanece".
Y en esas milésimas de tiempo antes de impactar sintió un deseo inmenso de ser el mejor padre posible para su familia, sobre todo y ante todo lo que pudiera volver a hacer. "Comprendí que lo único que de verdad me importa es ser esa mejor persona". Tal vez la mejor versión de sí mismo.
De alguna manera, hoy Elías se siente bendecido por la experiencia traumática que le tocó atravesar. Básicamente porque ese día recibió dos inmensos regalos. El primero, el milagro impensado de sobrevivir al accidente. Y el segundo: vislumbrar su vida futura, regresar al presente y haber aprendido a vivir de otra manera. Una muy superadora.
"No guardo más el mejor vino"
¿Que fué lo que aconteció arriba de ese avión ese 15 de enero de 2009? "Me di cuenta de que no tengo tiempo para perder. Que la vida te puede cambiar en un instante. Que no vas a vivir para siempre ni tenés todo el tiempo que creés para hacer lo que querés o lo que más te importa", explica.
En esos segundos Elías pensó en todas las situaciones que hubiera querido modificar; en las experiencias que hubiese querido vivir y no vivió. Y a partir de ese día, sus costumbres cambiaron. De manera radical. "Ahora ya no guardo más el mejor vino. Si el vino está listo y la persona está allí lo abro. No quiero posponer nada", asegura agradecido. Esa urgencia y ese propósito son hoy sus compañeros de viaje.
En su charla TED desafía a la audiencia: "Imagínense que están a punto de estrellarse: ¿Qué harían hoy que están postergando, pensando que tienen toda la vida para realizarlo? O ¿qué cambiarían de su manera de ser o vincularse?
Nadie responde. El auditorio entero en silencio. Ese silencio que en realidad es tan elocuente. Que habla de corazones y almas interpeladas, enfocadas tal vez por algunos minutos en lo que de verdad importa en esta vida.

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