En 1955, una tranquila granja de Kentucky (EE.UU.)
fue el escenario de uno de los más famosos encuentros
con extraterrestres de todos los tiempos. Fue muy importante
en la conformación de la narrativa de lo que ahora creemos
que son los “aliens” y los “ovnis”. También fue el caso que
acuñó el término “hombrecitos verdes”. Muchos funcionarios
del gobierno y biólogos se pronunciaron para refutar que esto
haya sucedido. Sin embargo, cuanto más hablaban, más tenía
uno que preguntarse si algo extraño realmente sucedió aquí.
El platillo.
Billy Ray Taylor
estaba visitando a
su familia en una casa de campo
en Sutton, Kentucky, cuando vio
un platillo volador que emitía
“todos los colores del arcoiris”.
Cuando le dijo a su familia,
ellos le dijeron que seguro había
visto una estrella fugaz.
El Primer Encuentro.
Más tarde esa noche, la familia
escuchó ruidos extraños fuera
de la casa. Los hombres de la
casa salieron con armas de
fuego. De repente, una criatura
se arrastró fuera de la oscuridad,
acercándose peligrosamente a los
hombres.
Las criaturas.
Las criaturas parecían tener tres
pies
de altura, eran tipo “gremlin”
con orejas puntiagudas y ojos
verdes brillantes. Tenían brazos
largos que ayudaban a que se
movieran con garras siniestras
sobre las puntas de sus dedos.
Los hombres dispararon contra
las criaturas, pero éstas eran
inmunes a los tiros. Taylor lo
describió como que eran
“balas golpeando una manta
de metal”. Al quedar ilesos,
las criaturas se escaparon.
El Retorno.
Más tarde esa noche, el
hermano de Billy, Lucky,
dijo que vio a la misma
criatura a la que le
dispararon aparecer
en su ventana. Él le
disparó de nuevo,
rompiendo la ventana.
La criatura seguía ilesa.
La familia mantuvo sus
armas activas toda la
noche, y siguieron
disparando. Pero no fue
hasta el amanecer cuando
las espeluznantes criaturas
desaparecieron.
Un mayor de la Fuerza Aérea
estadounidense dijo que él
creía que estas criaturas
eran unos monos que se
escaparon y que por alguna
razón, estaban pintados de
plateado. Eso parece un
chiste malo. Quizás nunca
sabremos la verdad.
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