LA FOTO DEL CHE
El triunfo de la Revolución da a la fotografía un sitio especial, es entonces cuando empieza su historia como género coherente, las calles son centro de la historia, y los fotógrafos testimonian éstos acontecimientos, logrando fotos que mueven resortes en el espectador, y otras se convierten en íconos, símbolos de la época.
Alberto Díaz (Korda), Fotógrafo del periódico Revolución, se encontraba en su labor durante los funerales de las víctimas del sabotaje al barco La Couvre en marzo de 1960.
Estaba a unos 8 ó 10 metros de la tribuna donde hablaba Fidel y tenía una cámara con un lente semi-telefoto cuando se percato que el Che se acerca a la baranda, donde estaban Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, rememora Korda.
“El Che se había mantenido en un segundo plano. Se acerca a mirar el mar de pueblo. Lo tengo en el objetivo, tiro uno y luego otro negativo, y en ese momento el Che se retira. Todo ocurrió en medio minuto.”
Cuando llega al periódico y revela, Korda piensa que es una buena foto del Che, pero el periódico no la publica entonces. Siete años más tarde esa imagen alcanzaría otra dimensión.
En el verano del 67 el editor italiano Giangiacomo Feltrinelli llega al estudio habanero de Korda. Lo ha enviado Haydée Santamaría, presidenta de la Casa de las Américas. Buscaba unas fotos del Che y Korda le obsequia dos copias de la foto tomada en 1960.
Alberto Díaz (Korda), Fotógrafo del periódico Revolución, se encontraba en su labor durante los funerales de las víctimas del sabotaje al barco La Couvre en marzo de 1960.
Estaba a unos 8 ó 10 metros de la tribuna donde hablaba Fidel y tenía una cámara con un lente semi-telefoto cuando se percato que el Che se acerca a la baranda, donde estaban Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, rememora Korda.
“El Che se había mantenido en un segundo plano. Se acerca a mirar el mar de pueblo. Lo tengo en el objetivo, tiro uno y luego otro negativo, y en ese momento el Che se retira. Todo ocurrió en medio minuto.”
Cuando llega al periódico y revela, Korda piensa que es una buena foto del Che, pero el periódico no la publica entonces. Siete años más tarde esa imagen alcanzaría otra dimensión.
En el verano del 67 el editor italiano Giangiacomo Feltrinelli llega al estudio habanero de Korda. Lo ha enviado Haydée Santamaría, presidenta de la Casa de las Américas. Buscaba unas fotos del Che y Korda le obsequia dos copias de la foto tomada en 1960.
“En octubre muere el Che y Feltrinelli imprime la foto en un cartel de un metro por 70.”
La foto de Korda se convierte en mito. Impresiona por su hieratismo, con su chaqueta verde olivo cerrada, con su boina negra y la estrella dorada. “Se advierte en su mirada la cólera reconcentrada por aquellas muertes, hay una impactante fuerza en su expresión”.
Es la foto que se lleva a las manifestaciones, a las protestas, aparece publicada en cientos de artículos, en banderas, en posters.
La foto de Ernesto Che Guevara tomada por Korda y que él tituló Guerrillero Heroico es hoy en día una de las más famosas del mundo.
La foto de Korda se convierte en mito. Impresiona por su hieratismo, con su chaqueta verde olivo cerrada, con su boina negra y la estrella dorada. “Se advierte en su mirada la cólera reconcentrada por aquellas muertes, hay una impactante fuerza en su expresión”.
Es la foto que se lleva a las manifestaciones, a las protestas, aparece publicada en cientos de artículos, en banderas, en posters.
La foto de Ernesto Che Guevara tomada por Korda y que él tituló Guerrillero Heroico es hoy en día una de las más famosas del mundo.
LA AGONIA DE OMAYRA
Omayra Sánchez fue una niña víctima del volcán Nevado del Ruiz durante la erupción que arrasó al pueblo de Armero, Colombia en 1985. Omayra estuvo 3 días atrapada en el fango, agua y restos de su propia casa. Tenía 13 años y durante el tiempo que se mantuvo atorada siempre estuvo encima de los cuerpos de sus familiares. Cuando los socorristas intentaron ayudarla, comprobaron que era imposible, ya que para sacarla necesitaban amputarle las piernas, sin embargo carecían de cirugía y podría fallecer. La otra opción era traer una moto-bomba que succionará el cada vez mayor fango en que estaba sumergida. La única moto-bomba disponible estaba lejos del sitio, por lo que sólo podían dejarla morir. Omayra se mostró fuerte hasta el último momento de su vida, según los socorristas y periodistas que la rodearon. Durante los tres días, estuvo pensando solamente en volver al colegio y en sus exámenes. El fotógrafo Frank Fournier, hizo una foto de Omayra que dio la vuelta al mundo y originó una controversia acerca de la indiferencia del Gobierno colombiano respecto a las víctimas. La fotografía se publicó meses después de que la chica falleciera. Muchos ven en esta imagen de 1985 el comienzo de lo que hoy llamamos Globalización, pues su agonía fue seguida en directo por las cámaras de televisión y retransmitida a todo el mundo.
LA NIÑA DEL VIETNAM
El 8 de junio de 1972, un avión norteamericano bombardeó con napalm la población de Trang Bang. Allí se encontraba Kim Phuc con su familia. Con su ropa en llamas, la niña de nueve años corrió fuera de la población. En ese momento, cuando sus ropas ya habían sido consumidas, el fotógrafo Nic Ut registró la famosa imagen. Luego, Nic Ut la llevaría al hospital. Permaneció allí durante 14 meses, y fue sometida a 17 operaciones de injertos de piel. Cualquiera que vea esa fotografía puede ver la profundidad del sufrimiento, la desesperanza, el dolor humano de la guerra, especialmente para los niños. Hoy en día Pham Thi Kim Phuc, la niña de la fotografía está casada y con 2 hijos y reside en Canadá. Preside la ‘Fundación Kim Phuc’, dedicada a ayudar a los niños víctimas de la guerra y es embajadora de la UNESCO.
EJECUCION EN SAIGON
“El coronel asesinó al preso; yo asesiné al coronel con mi cámara”. Esa es la frase con la que se asoció esta foto tan brutal y, a la vez, tan descriptiva de lo que es una guerra. La pronunció Eddie Adams, fotógrafo de guerra.
Adams fue el autor de una de esas fotografías capaz de hacer cambiar la opinión acerca de cualquier acontecimiento. En este caso se trata de la ejecución, a sangre fría, de un guerrillero del Vietcong, con las manos atadas a la espalda, por parte del jefe de policía de Saigon. Fue en el segundo día de la Ofensiva del Tet, en la guerra del Vietnam
El mérito, digamos técnico, de la instantánea es su dureza. La capacidad de Adams de congelar el momento exacto en el que la acción acontece. Ni antes, ni después.
El fotógrafo fue galardonado con el premio Pulitzer por la fotografía, aunque nunca estuvo demasiado a gusto con su recuerdo. Por una parte, porque tenía la sensación de que había ganado el premio aprovechándose de la crueldad humana y, por otra, por cierta actitud moral: según él, la conducta del policía no le parecía tan abominable desde el punto de vista humano.
Parece que el guerrillero había asesinado a un amigo suyo, así como a una mujer y sus seis hijos. Por esto, Adams siempre intento comprender (aunque no lo compartiera) los motivos de todos
Es lo duro de una guerra. La crueldad aparece por todas partes y no quedan inocentes
Adams fue el autor de una de esas fotografías capaz de hacer cambiar la opinión acerca de cualquier acontecimiento. En este caso se trata de la ejecución, a sangre fría, de un guerrillero del Vietcong, con las manos atadas a la espalda, por parte del jefe de policía de Saigon. Fue en el segundo día de la Ofensiva del Tet, en la guerra del Vietnam
El mérito, digamos técnico, de la instantánea es su dureza. La capacidad de Adams de congelar el momento exacto en el que la acción acontece. Ni antes, ni después.
El fotógrafo fue galardonado con el premio Pulitzer por la fotografía, aunque nunca estuvo demasiado a gusto con su recuerdo. Por una parte, porque tenía la sensación de que había ganado el premio aprovechándose de la crueldad humana y, por otra, por cierta actitud moral: según él, la conducta del policía no le parecía tan abominable desde el punto de vista humano.
Parece que el guerrillero había asesinado a un amigo suyo, así como a una mujer y sus seis hijos. Por esto, Adams siempre intento comprender (aunque no lo compartiera) los motivos de todos
Es lo duro de una guerra. La crueldad aparece por todas partes y no quedan inocentes
LA NIÑA AFGANA
Sharbat Gula fue fotografiada cuando tenía 12 años por el fotógrafo Steve McCurry, en junio de 1984. Fue en el campamento de refugiados Nasir Bagh de Pakistán durante la guerra contra la invasión soviética. Su foto fue publicada en la portada de National Geographic en junio de 1985 y, debido a su expresivo rostro de ojos verdes, la portada se convirtió en una de las más famosas de la revista. Sin embargo, en aquel entonces nadie sabía el nombre de la chica. El mismo hombre que la fotografió, Steve McCurry realizó una búsqueda de la joven que duró 17 años. El fotógrafo realizó numerosos viajes a la zona hasta que, en enero de 2002, encontró a la niña convertida en una mujer de 30 años y pudo saber su nombre. Sharbat Gula vive en una aldea remota de Afganistán, es una mujer tradicional pastún, casada y madre de tres hijos. Ella había regresado a Afganistán en 1992. Nadie la había vuelto a fotografiar hasta que se reencontró con McCurry y no sabía que su cara se había hecho famosa. La identidad de la mujer fue confirmada al 99,9% mediante una tecnología de reconocimiento facial del FBI y la comparación del iris de ambas fotografías.
BESO EN TIME SQUARE
Beso de despedida a la Guerra. Fue tomada por Victor Jorgensen en Times Square el 14 de Agosto de 1945, en la que se puede ver a un soldado de la marina norteamericana besando apasionadamente a una enfermera. Al contrario de lo que lo que comúnmente se piensa, estos 2 personajes no eran pareja, sino que eran unos perfectos extraños que se habían encontrado allí. La fotografía, todo un icono, es considerada una analogía de la excitación y pasión que significa regresar a casa tras pasar una larga temporada fuera, como también la alegría experimentada al acabar una guerra.
EL HOMBRE DEL TANQUE DE TIANANMEN
También conocido como el Rebelde Desconocido, éste fue el apodo que se atribuyó a un hombre anónimo que se volvió internacionalmente famoso al ser grabado y fotografiado en pie frente a una línea de varios tanques durante la revuelta de la Plaza de Tian’anmen de 1989 en la República Popular China. La foto fue tomada por Jeff Widener, y se transmitió esa misma noche siendo titular en cientos de periódicos, noticieros y revistas de todo el mundo. El hombre se mantuvo sólo y en pie mientras los tanques se le aproximaban, sosteniendo dos bolsas similares una en cada mano. Mientras los tanques iban disminuyendo la marcha, él hacía gestos para que se fueran. En respuesta, el tanque situado en cabeza de la columna intentó sortearlo; pero el hombre se interpuso repetidamente en su camino, demostrando una tenacidad y resistencia enormes. En Occidente, las imágenes del rebelde fueron presentadas como un símbolo del movimiento democrático chino. Un joven arriesgando la vida para oponerse a un escuadrón militar. Dentro de China, la imagen fue usada por el gobierno como símbolo del cuidado de los soldados del Ejército Popular de Liberación para proteger al pueblo chino: a pesar de las órdenes de avanzar, el conductor del tanque rechazó hacerlo si eso implicaba dañar a un sólo ciudadano.
PROTESTA SILENCIOSA
Thich Quang Duc, nacido en 1897, fue un monje budista vietnamita (también llamados bonzos) que se inmoló hasta morir en una calle muy transitada de Saigón el 11 de junio de 1963. Su acto de inmolación, que fue repetido por otros monjes, fue el más recordado, ya que fue atestiguado por David Halberstam. Mientras su cuerpo ardía, el monje se mantuvo completamente inmóvil. No gritó, ni siquiera hizo un ruido. Thich Quang Duc estaba protestando contra la manera en la que la administración oprimía la religión budista en su país. Después de su muerte, su cuerpo fue cremado conforme a la tradición budista. Durante la cremación su corazón se mantuvo intacto, por lo que fue considerado como santo y su corazón fue trasladado al cuidado del Banco de Reserva de Vietnam como reliquia. Éste es el origen de la expresión “quemarse a lo bonzo”, que al revés de lo que la gente piensa no se refiere a la forma de quitarse la vida, sino al hecho de matarse como forma de protesta política.
ACECHANDO LA MUERTE
En 1994, el fotógrafo documentalista sudanés Kevin Carter ganó el premio Pulitzer de fotoperiodismo con una fotografía tomada en la región de Ayod (una pequeña aldea en Sudán), que recorrió el mundo entero. En la imagen puede verse la figura esquelética de una pequeña niña, totalmente desnutrida, recostándose sobre la tierra, agotada por el hambre, y a punto de morir, mientras que en un segundo plano, la figura negra expectante de un buitre se encuentra acechando y esperando el momento preciso de la muerte de la niña. Cuatro meses después, abrumado por la culpa y conducido por una fuerte dependencia a las drogas, Kevin Carter se quitó la vida.
EL HOMBRE CAYENDO
El hombre cayendo es el título de una fotografía tomada por Richard Drew durante los atentados del 11 de septiembre de 2.001 contra las torres gemelas del World Trade Center, a las 9:41:15 de la mañana. En la imagen se puede ver a un hombre caer desde una de las torres, que seguramente eligió saltar al vacío en lugar de morir por el calor y el humo. La publicación del documento poco después de los atentados encolerizó a ciertos sectores de la opinión pública norteamericana. Acto seguido, la mayoría de los medios de comunicación se auto-censuraron, prefiriendo mostrar únicamente fotografías de actos de heroísmo y sacrificio. Un documental trató de averiguar la identidad de aquel hombre.