La Brigada Investigadora de Delitos Ambientales (Bidema) de la Policía chilena quedó a cargo del misterioso caso de un varamiento de millones de crustáceos acaecido en la Caleta Lo Rojas, Bahía de Coronel, a unos 500 kilómetros al sur de la capital.
Las innumerables manchas rojas dejadas por los langostinos, cangrejos y otros crustáceos sorprendió y alarmó a curiosos y autoridades, quienes decidieron iniciar una investigación acuciosa sobre el fenómeno.
Hasta el momento, las hipótesis más barajadas sindican como responsable a la empresa generadora eléctrica Endesa, que en las cercanías posee dos centrales termoeléctricas (Bocamina I y II), la acción de buzos clandestinos o, simplemente, razones naturales.
“Esta especie de langostino rojo (Pleuroncodes monodon) hace su vida en las profundidades del mar, al menos a unos 90 metros de fondo oceánico, muy lejos de las bahías”, indicó Víctor Ariel Gallardo, doctor en Biología de la Universidad de California del Sur, especialista en asuntos marinos de la Universidad de Rhode Island, Estados Unidos, y actualmente profesor de cátedra en la Universidad de Concepción.
Para Gallardo, “las poblaciones grandes de langostinos fueron arrastradas por corrientes hacia la costa y seguramente han varado en varias otras partes”.
El especialista considera que en el caso de Coronel se trata de “un fenómeno natural que se hace conocido porque ocurrió en un sector poblado, pero a lo mejor si se da en un lugar sin habitantes, es probable que ni nos enteremos de otras varadas de este tipo de langostino rojo, donde no hay ninguna contaminación”.
Otra hipótesis la entrega Fabián Tapia, especialista en oceanografía, experto en langostinos y especies invertebradas, también profesor de cátedra en la Universidad de Concepción.
Tapia cree que “en el océano hay capas con distintas propiedades químicas, unas puestas sobre las otras y ordenadas por densidad”.
“En las costas de Chile, California y Sudáfrica, que tienen regímenes oceanográficos similares, ocurre que aguas profundas que vienen desde el Ecuador hacia el fondo desde 100 metros, eventualmente en épocas de fines de verano ascienden y se acercan a la costa”, explicó.
Los langostinos que vararon en Coronel estaban vivos y son especies jóvenes. “Es probable que hayan nacido en verano, que sean muy móviles y que hayan huido de estas bajas concentraciones de oxígeno”, aseguró Fabián Tapia.
Pero Gallardo replicó que los langostinos son “duros de matar… están adaptados a vivir incluso en lugares sin oxígeno. Por eso reafirmo que lo más probable es que esto se haya debido a las corrientes”.
Por el momento no se descarta ninguna hipótesis. Entre ellas se habla de un cambio de temperatura producto de “La corriente del Niño”.
Tampoco se descarta la responsabilidad de la termoeléctrica Bocamina, pues los langostinos aparecieron a metros de los ductos de desagüe de la industria.
Para determinar las razones del porqué millones de ejemplares llegaron hasta la orilla de la bahía, formando una alfombra roja en la playa, peritos de la Bidema realizan las indagaciones para determinar si hay responsables en el hecho.
“Hemos tomado muestras de estos recursos para determinar si existe algún tipo de traza o elemento que nos pueda orientar en la investigación y también vamos a introducirnos en la Bahía de Coronel para establecer los parámetros físicos, de temperatura, conductividad eléctrica y, sobre todo, de oxígeno”, dijo el subcomisario de la unidad, Víctor Carrasco.
Los antecedentes están en manos de la fiscal de Talcahuano, Ana María Aldana, y en 30 días deberían entregar los resultados.
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