Rosa Marte no para de llorar a su marido, quien murió junto a un chofer al ser embestida la camioneta en que viabaja por una yipeta atacada a tiros por desconocidos.“¡Ay, mi negro, por esos delincuentes ahora me quedaré sola con nuestros cuatro hijos!”, se lamenta a gritos la mujer que despidió a su compañero en la puerta de la casa cuando éste se dirigía al mercado el día que murió.
“Ese día me dijo que iba a comprar muchas frutas, porque no quería ir todos los días al mercado. Yo le sugerí que no comprara tantas porque corría el riesgo de que se dañaran si no se vendían, a lo que él razonó y me comentó que iría dos veces por semana, según le fuera en la venta”, recuerda Rosa.
De Jesús García y el chofer Freddy Encarnación murieron próximo al mediodía del pasado martes cuando una yipeta, atacada a tiros por desconocidos en las inmediaciones del kilómetro 19 de la autopista Las Américas, se estrelló de frente con la camioneta donde iba”.
En la yipeta, que había sido robada días antes, viajaban dos individuos que fueron abatidos, aparentemente con armas largas. A Nelson Bienvenido Báez Santana y Lorenzo Ruiz Montero las autoridades policiales les atribuyen un prontuario de delitos criminales.
Un hombre de trabajo
De Jesús García, quien cumpliría 35 años el próximo 20 de diciembre, se mudó con su familia desde Villa Mella al barrio Génesis hace cuatro años, cuando chele a chele compró un pequeño solar.
“Primero, levantamos un pedazo de techo y después, cuando construimos el otro, nos metimos en el rancho sin tirar el piso de cemento”, relata Rosa con nostalgia. Era un hombre que manifestaba preocupación por el futuro de sus hijos. Con razón, su mujer rememora que “cuando fue nombrado con un sueldo de RD$9,200 en el Despacho de la Primera Dama, en enero de 2007, él me recomendó como conserje en el instituto donde trabajaba. Así teníamos dos suelditos y el mayor de nuestros hijos también tiene un trabajito”.
La pareja vivía humildemente, pero era feliz junto a sus hijos. A De Jesús García, cuando quedó sin trabajo, lo que le preocupaba era la manutención del hogar. “Esos chelitos (los de la liquidación) no alcanzan para nada, pero al menos vamos a tratar de no morirnos de hambre”, refiere la mujer que le comentó su marido hace poco.
Y, de pronto, otra vez Rosa irrumpe en llanto: “!Ay, mi negro, te me fuiste tan joven!”.
Entierro
De repente, los vecinos agolpan la vivienda. En grupos entran a dar el pésame a los familiares luego de regresar del cementerio Cristo Salvador, en Santo Domingo Este, donde ayer a la una de la tarde fue sepultado el vendutero.
Fueron momentos de gritos y de dolor. La gente coincidía en sus comentarios en que el difunto era un hombre tranquilo y solidario, que siempre se preocupaba porque sus hijos estudiaran y trabajaran.
La madre recibió la noticia por teléfono
Doña Valentina García, madre de la víctima, se enteró de la trágica noticia en horas de la tarde, cuando otro hijo se la comunicó por teléfono. “Pero no me dijeron lo que en realidad había pasado, sino que Carlos José había tenido un accidente y se encontraba grave”.
La última vez que vio a su hijo fue el jueves de la semana pasada, cuando acudió a la casa materna a decirle que iba a poner un puesto de frutas porque había quedado sin trabajo. “El quería que su familia no pasara trabajo”, comentó la madre
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