Investigan padres haitianos residentes en La Puya, Arroyo Hondo, donde ocurrió la tragedia
La oficina de relaciones públicas de la Policía dijo que Rosanne Fleker de Lombert, de 34 años y Jean Lombert, de 48 años, son investigados para determinar las reales causas de la muerte de Yuleika Lombert Fleker, de tres años y Toniko Lombert Fleker, de seis.
Ambos murieron a las 6:05 de la tarde de este domingo en el callejón Hermanas Mirabal número 8, parte atrás en La Puya donde vive la pareja.
Didine Lombert Fleker, de 9 años y Kenchle Lombert Fleker, de 12, lograron sobrevivir, y se encuentran en un lugar no revelado y al parecer están fuera de peligro.
La oficina de relaciones públicas de la Policía dijo que espera el informe del Instituto Nacional de Patología Forense para establecer las reales circunstancias en que murieron los dos niños.
Los esposos haitianos dijeron a los investigadores que un espíritu maligno se había apoderado de su vivienda y “se había montado en sus hijos” para obligarlos a irse del lugar.
Empero no revelaron qué hicieron para enfrentar esa situación y sólo dijeron que lo ocurrido había sido cosa de Dios.
Se supo que antes de morir los menores ingirieron un jugo de naranja que su padre les había comprado.
La médico legista, doctora Belkis Concepción, quien examinó los cadáveres de los niños, ordenó su traslado al Instituto Nacional de Patología Forense para fines de autopsia, ya que a simple vista no fue posible establecer la causa de la muerte.
Ambos murieron a las 6:05 de la tarde de este domingo en el callejón Hermanas Mirabal número 8, parte atrás en La Puya donde vive la pareja.
Didine Lombert Fleker, de 9 años y Kenchle Lombert Fleker, de 12, lograron sobrevivir, y se encuentran en un lugar no revelado y al parecer están fuera de peligro.
La oficina de relaciones públicas de la Policía dijo que espera el informe del Instituto Nacional de Patología Forense para establecer las reales circunstancias en que murieron los dos niños.
Los esposos haitianos dijeron a los investigadores que un espíritu maligno se había apoderado de su vivienda y “se había montado en sus hijos” para obligarlos a irse del lugar.
Empero no revelaron qué hicieron para enfrentar esa situación y sólo dijeron que lo ocurrido había sido cosa de Dios.
Se supo que antes de morir los menores ingirieron un jugo de naranja que su padre les había comprado.
La médico legista, doctora Belkis Concepción, quien examinó los cadáveres de los niños, ordenó su traslado al Instituto Nacional de Patología Forense para fines de autopsia, ya que a simple vista no fue posible establecer la causa de la muerte.
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