Hace un par de años, la leyenda del béisbol, George David Sackie, mejor conocido como Garabato Sackie, se quejaba de que había personas que les gustaría borrar sus números como lanzador en el béisbol dominicano. Su queja la hacía ante la indiferencia de las autoridades gubernamentales y deportivas en exhaltarlo como uno de los inmortales del deporte y otorgarle su merecida pensión.
Se quejaba, quizá sin pensar que más que sus números, la falta de reconocimiento se hace cómplice con su precariedad para borrarlo de la vida.
Pues, Sackie languidece en una destartalada vivienda en La Novilla, una empobrecida comunidad de este municipio, que indolente e impotente lo ve pasar sus días en la peor de las miserias.
Su vivienda muestra todavía la destrucción dejada por el ciclón Jeanne que azotó a la RD en septiembre de 2004, con vientos superiores a los 250 km por hora, el cual le destrozó el techo, la mayor parte de las paredes de su residencia, así como sus ajuares, quedando solo un viejo altar y un velón como muestra de su fe en los santos, de que algún día le hagan el milagro.
Y parece que sí. Ante esa realidad, hoy, las autoridades gubernamentales están trabajando, a paso lento, sin pensar que tal vez será demasiado tarde para salir en auxilio del exbeisbolista que tuvo muchos momentos de gloria, no solo en la pelota local, sino también internacional. Vistió las camisetas de Licey, Estrellas y Leones.
Sackie fue objeto de un par de reportajes de parte del periódico electrónico COLIMDO, acápite del Comité Olímpico Dominicano y de Costa Verde RD.
SU CARRERA
En sus trece campañas en el béisbol dominicano tuvo marca de 35-24 con 2.99 de efectividad. En la temporada de 1955-56 tuvo marca de 8-3 con 2.29 en promedio de carreras limpias. Lanzó 641 episodios, abanicó a 253 y otorgó 296 boletos.
De 1953 a 1969, Sackie jugó con los Leones del Escogido, Tigres del Licey y Estrellas Orientales. Con el Escogido formó parte de la escuadra de peloteros del calibre de Felipe Rojas Alou, Osvaldo Virgil, Bob Wilson, Mateo Rojas Alou y Rubén Gómez, entre otros. Y en la misma época lanzó contra Alonzo Perry y muchos más.
En la Liga de Puerto Rico fue lanzador de los Cangrejeros de Santurce, el mismo equipo de Roberto Clemente y Willie Mays.
Además jugó en Nicaragua y Canadá de 1967 al 69 porque, según afirmó, en ese entonces en la pelota local no querían pagar lo que él entendía que valía.