A principios de la década de los 40 el doctor Joaquín Balaguer fue designado enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de la embajada dominicana en Colombia, lo que el joven político aprovechó para establecer vínculos de amistad con nombradas personalidades del acontecer cultural en la nación sudamericana.
Cuando se produjo el nombramiento Balaguer, que era subsecretario de Relaciones Exteriores, tenía ciertas diferencias conceptuales con el titular de la cartera, el licenciado Arturo Despradel.
Para la ocasión el sobrino de Balaguer, el cantante José Manuel López Balaguer (El Tenor de la Juventud), casado con Flor de Oro, la primogénita del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, y dentro de su programación de luna de miel acordaron visitar lugares importantes de la ciudad de Bogotá.
La pareja se hospedó en el apartamento del Ministro Plenipotenciario, ubicado en la calle Carreras 7ª, del exclusivo reparto El Dorado.
Con motivo de unas celebraciones patrias el doctor Balaguer recibió una invitación especial para participar en los actos y delegó su representación en el Tenor de la Juventud, quien llegó acompañado de su elegante esposa, Flor de Oro, y cautivaron la atención de los presentes.
Ambos se trasladaron en el vehículo oficial asignado al diplomático, cuyo conductor hubo de esperar a los desposados hasta las primeras horas del día siguiente, lo que de manera evidente molestó al chofer, quien desde antes no estaba a gusto con las medidas disciplinarias dispuestas por el nuevo funcionario de la legación diplomática.
En el marco de las celebraciones Lope y Flor de Oro “secuestraron el show” y los comentarios y murmullos circulaban de mesa en mesa en torno a las dos figuras.
En el turno libre ofrecido a los comensales, el Cantantazo, impecablemente vestido, tomó el micrófono y con la personalidad que le caracteriza interpretó las canciones “Nunca te lo he dicho”, de Papa Molina, y “Arenas del desierto”, del fallecido doctor Héctor Cabral Ortega, así como el merengue “Ni pie ni pisá”, de Luis Kalaf, lo que conmocionó a los presentes, que aplaudieron delirantemente al Tenor de la Juventud.
Cuando se reanudaron las labores habituales en la sede de la embajada el conductor del vehículo narró lo sucedido a algunos de sus compañeros, muchos de los cuales también resistían el estilo de trabajo del Ministro Plenipotenciario.
En una actitud conspirativa contra el doctor Balaguer desde la embajada enviaron un cable al canciller Despradel en el que narraban lo que llamaron “parranda del sobrino del ministro”. El cable y otros datos adicionales fueron referidos, no se sabe por quien, al generalísimo hasta llegar a la sección Foro Público, que publicaba el diario El Caribe, en la que se criticaba someramente a Balaguer, al extremo de sugerir su remoción de la importante posición.
Uno de los párrafos de la publicación decía: “Lamentable, muy lamentable, es la actitud pasiva del ministro plenipotenciario dominicano en Colombia, derivada del insolente espectáculo ofrecido por su sobrino, quien sin el menor escrúpulo escenificó actos reñidos con la moral, hasta altas horas de la noche, en un centro nocturno de la vetusta nación sudamericana. Y mas censurable aun, es que para el jocheo se utilizara el vehículo oficial, asignado al Señor diplomático”.
Como era costumbre suya, el doctor Balaguer recibió la publicación sin inmutarse. La leyó y llegó al punto de descifrar el origen de la misma y la pluma encargada de su producción.
En presencia de un reducido número de colaboradores, de su extrema confianza, de forma caústica, Balaguer comentó: “La publicación es parcialmente cierta, porque mi sobrino está hospedado en la embajada, es excelente cantante, baila muy bien y el carro que utilizó para representarme en las fiestas… es el asignado al ministro plenipotenciario.
Lo que le faltó a la publicación, fue decir que la compañera de mi sobrino es la hija de él”, en obvia referencia a Trujillo.
UN APUNTE
Ocho bodas
Cada matrimonio es una descripción trágica, dolorosa, frustrante. Además de Rubirosa y Lope Balaguer fueron sus esposos Ramón Brea Messina, Maurice Berek, Antenor Mayrinck Veiga, Charles Stehlin, Paul Louis Guerin y un octavo con el que casó en 1965. De todos, ninguno tan simpático como el que la unió a Lope, pues implicó arrestos.