Uno de los autores de comics más populares y geniales de la historia, Grant Morrison, revela los secretos detrás de los superhéroes a la revista Playboy
El elegante hombre murciélago de Ciudad Gótica se mueve dentro de un tema arquetípico gay, ha dicho controversialmente el escritor Grant Morrison. Esta alusión a la homosexualidad teórica de Batman no es para nada la primera y tampoco tendría que ser peyorativa, sino acaso solamente parte de la hermenéutica pop y de la psicología de masas que rodea a este producto cultural.
El psiquiatra Frederic Wertham ya en 1953 dijo que “las historias de Batman son psicológicamente homosexuales” y señaló que alimentababan fantasías homoeróticas adolescentes. De nuevo hay que decir que no hay porque escandalizarse al respecto: al parecer la violenta oscuridad de Batman no funcionó comercialmente tanto como estas divertidas y relajadas alusiones homoeróticas. La ambivalencia de la viralidad en su explotación semántica.
Grant Morrison le dijo a Playboy:
Es muy plutoniano en el sentido de que es rico y también en el sentido de que tiene una desviación sexual. La homosexualidad está emebebida al personaje de Batman. No estoy usando “gay” en un sentido peyorativo, pero Batman es muy, muy gay. No hay forma de negarlo. Obviamente como personaje de ficción la intención es que sea heterosexual, pero la base de todo el concepto es completamente gay. Creo que es por eso que les gusta a las personas. Todas estas mujeres que les atrae usan ropa fetichista y saltan por azoteas intentando pescarlo. Pero a él no le importa, él está intersado en pasar el rato con el viejo mayordomo y el chico maravillla.
Si hay alguien calificado para hablar sobre el tema es Grant Morrison, autor de Batman para DC Comics, quien además es versado en mitos y arquetipos jungianos. Morrison, sin embargo, hay que decirlo, tiene una faceta subversiva de provocateur, ligada también a su práctica de ocultismo.
Morrison también le dijo a Playboy que La Mujer Maravilla sólo fue popular cuando participaba en cacerías lésbicas y practicaba un erotismo rayando en el bondage. El Guasón, con quien Morrison se identifica, encarna el arquetipo del bromista (o loco) cósmico, con el que el universo encuentra su divino equilibrio danzando en el caos.