NUEVA YORK._ El dominicano Carlos Morillo de 49 años de edad
y quien cumplió 20 años en la cárcel siendo inocente, será liberado el martes de
la próxima semana, anunció vía telefónica su abogado Ramón W. Pagán, quien
destacó que su bufete con sede en El Bronx logró que se hiciera justicia en el
caso de reo criollo. Morillo quien emigró a Estados Unidos en la década de los
noventas, fue acusado, hallado culpable y sentenciado por el asesinato de su
compatriota César Vázquez, ultimado la noche del 15 de julio de 1991. Pagán dijo
que el caso de Morillo revela dramáticamente cómo las fallas del sistema
judicial de los Estados Unidos, pueden enviar a gente inocente tras las rejas
sin nunca haber cometido ningún crimen. Señaló que Pagán saldrá graduado de
bachiller porque durante las dos décadas que ha estado preso, supo aprovechar el
tiempo para prepararse y reintegrarse a la sociedad como un ciudadano
ejemplar.
Morillo fue convicto junto al también dominicano José García
a quien se le revirtió la sentencia en el 2006 luego de que sus abogados
demostraran que el día del crimen estaba en la República Dominicana. El jurado
basó la su veredicto en el testimonio de una testigo, residente en un edificio
de la calle Bailey, donde ocurrió el asesinato de Vázquez.
Ella identificó a Morillo y García como los hombres que
mataron a Vázquez, quien vendía drogas para una banda que dirigía García. Este
último fue arrestado luego de haber sido deportado y reentrar ilegalmente a
Nueva York.
La testigo, Penny Denor, dijo a los fiscales que reconocía a
Morillo y García en las fotos que le fueron mostradas por los investigadores del
caso, dirigidos por el detective de origen italiano Anthony Pezzullo. Volvió a
ratificar su testimonio cuando ambos dominicanos fueron puestos en la línea de
identificación. Durante la investigación ella le dijo a la policía que haber
sido testigo del tiroteo cuando salía del edificio, pero se contradijo en el
juicio, diciendo que vio a los hombres saliendo armados desde el interior de un
vehículo y desde la ventana de su apartamento.
No pudo ratificar la identificación de Morillo hasta que los
fiscales le enseñaron la foto de éste en la pasarela, lo que rechazó la defensa
de los dominicanos. El abogado Pagán dijo que la mujer no pudo identificar a su
defendido en la causa. “No sabía el color de su piel, pelo y no pudo dar ninguna
descripción física, por lo que no se justificó la condena”, agregó el jurista de
origen puertorriqueño.
Aún así, el jurado creyó en su testimonio y declaró
culpables a los dominicanos. Los jurados sólo tomaron un día para decidir la
culpabilidad de los implicados, quienes fueron condenados entre 25 años a cadena
perpetua.
La oficina de Pagán contrató un detective privado al que la
supuesta testigo le confesó en febrero del 2005 que fue presionada por el
detective Pezzullo para que acusara a los criollos por el asesinato, diciéndole
que haría “lucir mal” a un hijo de la mujer que tenía problemas con la policía
si ella no cooperaba y aseguraba en la corte que había visto a los dominicanos
asesinando al compatriota.
El abogado de Morillo sometió una moción ante la jueza
Margaret Claney, quien decidió poner en libertad al dominicano. Pagán dijo que
el preso saldría entre lunes y martes de la próxima semana.
Morillo no tiene familia en Estados Unidos y todos sus hijos
viven en la República Dominicana por lo que no han tenido contacto con el padre
desde hace 20 años. El jurista adelantó que se incoará una demanda millonaria
contra la Fiscalía de El Bronx, la ciudad, el Departamento de Policía y el
Departamento de Correcciones para reclamar compensación por la pérdida de la
mitad de la vida de Morillo en los barrotes.
El abogado se quejó de que los involucrados en el montaje de
las acusaciones contra el dominicano, entre ellos el detective Pezzullo y el
entonces sub fiscal William Zelenka, quienes fabricaron la testigo y evidencias,
han sido investigados por nadie, mientras cobran sus pensiones.
Dijo que nadie quiere aceptar que se cometió un error y
preguntó porqué tiene que quedar impune una injusticia tan grande.